lunes, 16 de enero de 2023

Fragmento de la novela corta juvenil 'Pesar infernal'

 


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He aquí un fragmento de la novedad literaria de mi autoría Pesar infernal, en la cual se aborda el tópico de acoso escolar, hostigamiento, afectación al prójimo... Lector, ¡no se la pierda por favor!

Esto corresponde al primer capítulo de la obra mentada, ¡muchas mercedes por su atención! 



¿BUEN RECIBIMIENTO?

 

—Ustedes los putos foráneos no saben hablar bien —dijo H*** burlesco—. ¿Cuándo lo harán correctamente? Algunas veces creo que nunca.

—Cuando tú y los de tu ciudad, dejen de ser una mierda —guiñó Malik el ojo—. Hasta entonces, todo se compondrá ¿o tal vez no?

H***, con coraje, se acercó a la Profa. Marcelina para expresarle lo que él le respondió; ella, agotada del vuelo, les preguntó: «¿Ahora qué pasó?»

—No fui yo quien empezó —se defendió Malik—. No sé qué trae contra mí.

—¿Pueden mejor callarse? —respiró ella hondo—. Esperemos por el resto.

«Ya verás, pendejo» —le musitó al oído H*** a él, para luego irse a otro punto cerca de una profesora distinta.

Una vez cruzada la aduana, recogido su equipaje y todos reunidos, las profesoras dieron indicaciones de abordar el transporte que los llevaría a su hotel.

A Malik le tocaría compartir con Manuel, Artemio, Andreu —todos juntos en quinto grado de primaria, mismo grupo— y su profesora Marcelina sería quien les vigilaría —hallándose en el cuarto contiguo, aparte comunicado.

Hora de cenar en un lugar aledaño al hotel, con apetito voraz y todos en su respectivo asiento, a Malik le tocó sentarse frente a H*** y un amigo de éste.

El primero, le sostuvo con agresividad y desdén:

—¿Por qué tuvo que tocarme el verte? Para ver puercos, iría al rancho; a todo esto, ¿por qué dices así?: «¡Quihubo mano!» Habla bien, cabrón.

Malik, casi alterado, procuro decirle algo calmo:

—¿Se supone que diga: «¿Qué onda, bato?»? Luego tú parecieres traer atorada la salchicha de tu amante en la boca, porque no se te entiende ni madres.

El amigo les señaló que mejor se silenciaran porque unas profesoras ya les observaban raro, Malik sólo rió y una vez presentes los platillos, él devoró lo suyo.

—¿A poco en tu tierra no te daban de comer así? —habló con discreción H***, queriendo provocarle—. Porque pareciera que te morías de hambre.

—¡Y tú eres un pendejo! —exclamó Malik irritado, deseoso de golpearle.

—¡Basta, moderen su lenguaje! —les exigió la Profa. Marcelina—. ¿No pueden comportarse bien por una sola vez en su vida?

Trabado H*** se calló y Malik con sardonia sonrió, los demás mejor continuaron comiendo hasta terminar para después retornar al hotel.

Allí, la profesora se quedó conversando con las otras mientras que, Malik, fue el único quien permaneció solo en la habitación por convicción propia.

El resto se fue un rato a la piscina y al regreso, volvieron junto con la docente hablando sobre lo que podrían encontrar al día siguiente.

—¡Vamos a ver al ratón gigante! —dijeron Artemio y Andreu al mismo tiempo—. ¿Qué piensas, Malik?, ¿qué más crees que encontremos mañana?

—Pues creo que nada digno de recordar —replicó él con un poco de indiferencia—. Luego, ustedes y yo ni siquiera nos llevamos bien.

—¡Qué amargado eres! Luego te quejas por qué nadie te quiere —dijo Manuel decepcionado—. ¿Jamás sonríes o los foráneos no pueden?

—Cuando ustedes dejen de molestarme —respondió Malik directo—. ¿Ahora todos debemos actuar como si fuéramos amigos? ¡Me lleva la chingada!

—¡Callen ese lenguaje soez! —dijo la Profa. Marcelina muy molesta—. ¡Mejor vayan a dormir o yo misma me encargaré de ustedes!



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