miércoles, 13 de octubre de 2021

Irredenta: Cuando las apariencias son invencioneras


Cuento no elegido durante una convocatoria perteneciente a una revista digital, agora es momento compartírselo a ud. lector; aguardando porque sea de su agrado, le deseo éxito. 


IRREDENTA

 

Clemencia le dejó un mensaje a través de la red que decía: «Muchas gracias por hacerme entrar en razón; cuídate, nos vemos en el verano universitario.»

Para entonces, Alexis atravesaba por un mal momento; pensó en ella para contarle todo lo que le aquejaba, por lo que le envío un mensaje de texto:

«Necesito desahogarme, ¿podemos vernos mañana en la universidad para comentarte todo lo que estoy atravesando?»

Ella, le regresó diciendo que gustosa de escucharle; llegado el momento, Clemencia le pidió unos instantes para hablar con su novio.

—No demoraré, lo prometo —sonrió ella para irse rápidamente.

Transitaba el tiempo mientras Alexis, lucía más ansioso; hartándose de no observar su efigie, decidió retirarse. Ella, en lontananza, le gritó que se detuviera.

—¿Por qué no me esperaste? —preguntó Clemencia—. ¿No querías decirme algo? ¿Pensabas en dejarme con la duda?

—¡No tiene caso hablar! —se molestó él—. ¡Veo que ni siquiera soy merecedor de un puto minuto de tu tiempo!  

Acelerando el paso para llegar a casa cuanto antes, Alexis se percató que por ningún medio electrónico ella le dejó algo para saber qué tenía.

Presente el nuevo semestre, Clemencia le propuso a Alexis el reunirse puesto que hacía tiempo que no conversaban; él, reclamante, devolvió:

—Más bien, tú nunca «tienes» tiempo para hablar; siempre debes poner una excusa para no aparecer, ¿o no quieres admitirlo?

—Si vas a ponerte así, mejor me voy —dijo Clemencia agotada—. No esperaba una reacción tuya de ese modo.

Alexis, encaminado a desaparecer de ahí, ella se lamentó:

—Perdóname, ¿nos vemos mañana en la cafetería? Ahí podremos conversar largo y tendido, ¿te parece? ¿Qué dices?

Él, con cierto recelo, aceptó de cualquier forma; hasta entonces, ella no apareció y Alexis cansándose de su conducta, se fue de ahí.

Presente en la sala de cómputo, se fijó que ahí estaba Clemencia; no reservándose ninguna molestia, le expuso:

—¡Estuve esperándote por mucho tiempo! ¿Qué pasó? ¡No se me hace justo que juegues así con el tiempo ajeno! ¿O quién te crees que eres?

—¡No tienes por qué reclamarme! —gruñó Clemencia—. ¿Me dejas trabajar, por favor? ¡Tengo muchas cosas que hacer!

Alexis, nada conforme, se dirigió a otra computadora para perder el tiempo cuando ella, de súbito, se aproximó para decirle si podían hablar.

—¿No que estabas ocupada? —expuso Alexis serio—. ¿Qué quieres?

—Ah, entonces nos vemos —dijo ella apresurada—. No quería molestar.

—Pues ahora hablamos, cómo hay gente irrespetuosa por doquier.

—Siempre lo dices por «otra» gente…

—¡Lo dije por ti! ¿Estás contenta o te lo repito?

Clemencia, avergonzada, guardó silencio; saliendo de ahí, justo cuando Alexis hablaría, sonó el teléfono celular de ella en tres ocasiones hasta que él exclamó furibundo: «¡Dame esa pendejada si no quieres que te lo rompa!»

—¡No, no! ¡Detente, me encargo! —contestó Clemencia al teléfono celular diciendo que se encontraba ocupada con un amigo para luego colgar.

Alexis, sin deseos de hablar más, determinó: «¡Me haces una más y todo termina aquí! ¡Última advertencia!»

Así pasó el tiempo hasta que fue el día de cumpleaños de Alexis; en exiguas palabras, ella se olvidó de él pletóricamente.

Transitó un año y medio hasta que se toparon fortuitamente en un pasillo; Clemencia, ruborizada, le dijo que la vida le había maltratado y sobre todo, se sentía más sola que nunca en este mundo.  Él, sólo siguió su camino.


¡No olviden comentar, por favor! ¡Éxito en todo momento!



Código de Registro Safe Creative:


2101126565348



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2 comentarios:

  1. Los personajes quieren contarse cosas pero no pueden hacerlo, y se enfadan por las excusas que ponen para posponer su encuentro, o así lo he entendido, y la bola de nieve del silencio se hace cada vez más grande. Me ha gustado la pulsión del relato.

    Un saludo 🐾

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    1. Gato Rojo, ¿cómo estás? De antemano, ¡muchas mercedes por tu comentario! Decía el autor nacionalizado guatemalteco Augusto Monterroso que no hay como la interpretación del lector, y te diré que me fascinó la tuya.

      Por eso, valoro en demasía tu exposición de perspectiva; agradezco el que te detuvieses por este rumbo. Cuídate harto, mucha felicidad para ti y los tuyos; te exhorto a revisar el resto de las publicaciones, algo podría atraer tu atención.

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