martes, 6 de febrero de 2024

En el café: Sobrevida en retrospectiva

 

StockSnap, Pixabay



El cuento del autor noruego Kjell Askildsen de nombre En el café puede leerse aquí; en este portal intitulado Ciudad Seva, prolifera material literario de calidad eximia. Es propiedad del autor puertorriqueño Luis López Nieves. 


En el lapso coetáneo, figura más como si el colectivo actuara con individualismo ingente y, maguer la red manifieste unificación social, en puridad esto es disímil.

En el café de la autoría del novelista y cuentista noruego Kjell Askildsen, es un cuento breve el cual expresa cómo la sociedad permuta a través del tiempo.

Vejentud o juventud, es un hecho que cada época evidenciará ideas y consuetudes distintas que jamás logremos asimilar en absoluto.

En cierto tiempo y puede verse en lontananza hogaño, había no pocas poblaciones en donde podía dejarse abierta la puerta principal de la morada.

Nada se perdía, nadie ingresaba sin permiso alguno, las metrópolis acrecientan, nuevos integrantes en la población harán su debida aparición…

Determinadas personas podían conversar en la parada del transporte público, quizás en la estación del metro o lo que fuere, ¿qué tal agora?

De hecho, ¿qué tal ayudar a alguien que se encontraba perdido? Interrogaba por la ubicación de un establecimiento, alguna dirección en específico…

Un día, el buen samaritano resulta ser asaltado, así como otro más… En lo subsecuente, desconfiarán de quien solicite alguna información auténtica.

¿Qué tal el estacionamiento de la tienda de autoservicio? Un pedestre buscará su automóvil y una camioneta acelerando el paso, casi le arrolla.

Paradójicamente, quien estuvo a nada de cometer un accidente oneroso, encenta a apostrofar al afectado y éste, lo único que explana es: «Ud. empezó.»

No empeciente, el conductor se retira no sin antes emitirle dicterios aún más graves y el público, unívocamente observa sin actuar para luego continuar su cruce.

A la vez, ¿cómo saber si el peatón es confiable o no? Sea como fuere, a estas alturas y en esta época, cada vez se complica el fiarse del otro. 

¿Qué externar en alusión a otros caminantes quienes buscan presentarse a su destino? En el trayecto, otros más les ofenden sin razón ¿por qué?

Son desconocidos al peón, jamás les había visto ¿y hasta de éstos deberá tener caución en aras de no salir afectado? En verdad, ¿por cuál motivo? 

Un mendicante no acepta más céntimos, querrá un billete de cierta denominación y de recibir alimentos, los tirará sin rubor alguno.

En salas de espera, existía un intervalo para interactuar con otros pacientes respecto a la vida misma, la cartelera cinematográfica del momento…

Surgía la posibilidad de toparse con una amistad novedosa, tal vez la pareja que alguien buscaba con ahínco… En efecto, ahora prolifera la tecnología portátil.

Cada uno en su propia individualidad, unos miran grabaciones o series digitales, algunos más se comunican con terceros a través de redes sociales…

El renacimiento de las consolas de videojuegos con la NES, podía servir de afinidad para familiares, amistades y demás para pasar una mirífica tarde.

Algunos seres criticarían este sistema por «fagocitar» la materia grísea de los jugadores, empero todos estaban exhortados a jugar con el fontanero predilecto.

En la contemporaneidad, la profusión de juegos en línea es axiomático y su forma de comunicarse con otros jugadores es a través de micrófono y símiles.

Las cafeterías, no puramente servían para encontrarse con otros seres amasios, amigos… podían ser de utilidad para conocer a más personas.

Ahora, cada uno se encuentra laborando en su computadora portátil por ser nómades digitales o individuos cuya función es en línea simple y llanamente.

Ayudar a cruzar la calle a un provecto, ¿harta apuración por mor de arribar tardíamente al encuentro correspondiente? No se ayudará al prójimo, ¿por qué?

No poca progenie se queja de lo portátil, inclusive sentencia que quienes los usan en demasía, lucen como imbéciles e idiotas frente a la pantalla.

Es decir, ¿no los quejosos son los primeros en utilizarle a toda hora para buscar información precisa de algo, replicar mensajes, enviar «Me gusta» a todo…?

Allende, en lugar de dedicarse a educar a su descendencia ¿no acaso les hacen entrega de un teléfono celular para que se entretengan o les dejen en paz?

En dado caso, ¿quiénes podrían ser los estólidos e imbéciles ante esta situación? Fácil ser criticastro cuando, en rigor, el espejo efectúa su laborío.

Texto lacónico el cual conferirá no poca rumia hacia la actualidad, las relaciones interpersonales, el papel de uno en el colectivo…

Sin más, caro lector, no olvide compartir su perspectiva hacia el cuento; muchas mercedes por su atención, que goce de cabal salud y hasta la próxima.


¿Comparte su perspectiva, por favor? ¡Muchas mercedes por su lectura!



Otros cuentos del autor:


En la peluquería: Cuando ya nada resulta ser igual...: aquí

Ajedrez: La vitalidad azarosa...: aquí

Vaya: A exiguos pasos de la vitalidad misma...: aquí

María: El circular del tiempo que desvelará todo...: aquí



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