domingo, 8 de diciembre de 2024

La colisión: Aguardar por lo ineluctable

 

Simon Blyberg, Pexels


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¿Alguna vez ha cruzado por la mente el abominar un día en específico? Sobre todo, aquél en donde rara vez hay algo acción y sí ¿henchido decaimiento?

La colisión de la autoría del novelista y cuentista noruego Kjell Askildsen, es un cuento breve el cual aborda sobre cómo el día domingo es desolador.

Dependiendo de la edad, el séptimo día —denominado así acorde al cristianismo—, es el indicativo de retomar la rutina al día siguiente.

Alguno por ahí, inclusive decía: «Posterior a las 02:00 pm, anhelo que el tiempo se detenga durante este día»; en suma, ¿algo oneroso de lidiar?

En ciertos momentos no querrá mirarse el televisor ni navegar por la red, menos jugar videojuegos o tal vez ver películas, simplemente errar por ahí.

Sin propósito establecido, de hecho, con sólo palpar la luz solar puede ser idóneo para sentir algo de vitalidad, una forma de no sentirse maquinal.

De tener el privilegio de residir cerca de unos cerros los cuales no han sido del todo habitados por el hombre, sería una manera de no afectarse tanto…

O bien, de afincarse en un habitáculo sin mucha entrada de halo natural, se sentiría uno como ajeno a este mundo ¿qué tal el pasear por instantes?

Ya sea por adquirir algún hebdomadario —de imprimirse aún—, tal vez yantar algo por ahí, comprar pan recién horneado… todo sea por estar afuera.

Habrá de retornarse a la vivienda propia, ¿qué hacer ante ello? Quizás agora sí, sea el instante de revisar alguna grabación digital para pasar el rato.

Otra forma sería mirar una película, la que sea… Todo para que, momentáneamente, se olvide uno en qué día se está y no tenerle tanta aversión.

De contarse con compañía física, ésta quizás sintonice algo de la televisión abierta como lo proveniente de la barra cómica —decadente, a natura.

Uno mismo se le unirá, todo sea por no estragarse el día cavilando: «Más de lo mismo mañana, las cosas no cambian ¿por qué pasa así?»

Cabría la posibilidad el que algún familiar invite a cenar por ahí, resultando ser al aire libre ¿frescor nocturnal? Puede ser, ¿más de lo mismo?

Porque el bocado ulterior se presentará y deberá retornarse a casa para, puramente, admitir a regañadientes el que principia una nueva semana sin más.

De acuerdo, ahora sí, antes a navegar un poco más por la red a través de una computadora o teléfono celular, empero: nada permutará, nada será disímil…

Texto el cual, entre su laconismo y su rigurosidad, nos hará plantear cómo en un día cualquiera uno puede cambiar de estado anímico ¿las razones?

Lector, ¿a contar con la compartición de su perspectiva, por favor? Éxito, un amplexo y muchas mercedes por su atención. No claudique en sus propósitos.


¿Comparte su perspectiva, por favor? ¡Muchas mercedes por su lectura!



Otros cuentos del autor:


En el café: Sobrevida en retrospectiva: aquí

En la peluquería: Cuando ya nada resulta ser igual...: aquí

Ajedrez: La vitalidad azarosa...: aquí

María: El circular del tiempo que desvelará todo...: aquí



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