miércoles, 10 de enero de 2024

¡Mozo, un bock!: La sustantividad tan discordante

 


StockSnap, Pixabay


El cuento del autor galo Guy de Maupassant de nombre ¡Mozo, un bock! puede leerse aquí; en este portal intitulado Ciudad Seva, prolifera material literario de calidad eximia. Es propiedad del autor puertorriqueño Luis López Nieves. 


Cada uno elegirá el cómo ejecutar su propio existir, quien arbitre a aquél que no hace nada fructífero con su vida, será por pavura a afrontar los hechos: la nada.

¡Mozo, un bock! del escritor y poeta galo Guy de Maupassant, es un cuento el cual aborda cómo uno tiene su determinado concepto sobre la jornada en sí.

A laborar se ha dicho, ¿propósito? El sufragar los gastos de supervivencia regular, de no tener que efectuarse entonces ¿nada de yantar y sí la defunción?

De ser opulento, podría trabajarse por gusto… ¡Vaya, congratulaciones! Aun así, ¿qué hacer durante todo ese tiempo con suma libertad?

Pasear por el parque, conversar con un amigo o conocido en algún establecimiento, observar a las aves volar y trinar… ¿Sin convicción para ello?

Sería óptima idea el conocer a alguien, ¿acordar verse en un café para charlar, trocar perspectivas sobre política o entretención, hablar de mascotas…?

Quizás sólo baste conversar sobre sus propias pesadumbres, canguelos, desdenes, enconos, frustraciones, saudades, pesanteces, zangarrianas…

Habrá quien fruya puramente de ingresar a una taberna, ordenar toda clase de alcohol, potarle hasta el albor e iterarle en lo posterior.

Quien cometa tal acción, en puridad no afecta a nadie: no aflige a los vecinos, no fastidia a alguien en la vía pública, no derruye la propiedad colectiva…

Empero, ¿cómo sería que busca el pasar la existencia sin más? De acuerdo, no hay sentido en organizar periplos o crear algo —una película, un poema…

No hay porqué juntarse con nadie más, no vivir con una pareja —ni tenerla—, sea como fuere ¿qué haría que alguien busque alejarse de la colectividad?

Un acontecimiento puede modificar la vitalidad en alguien, unos conceptuarán que todo es superable y está en uno el no yacer en el pretérito.

Por otra parte, ¿quién dijo que cada ser siente de la misma forma? ¡Craso error! Cada uno padece sus dolencias a modo propio, ¿cuál sería la razón?

Sería abstruso el procurar elucidarle, puesto que hay infinidad de cosas sin dilucidación y lo más seguro es: jamás logre conseguírsele.

Si alguien prejuzga a la contraparte al evidenciar cómo derruye su propia vida por medio de potaciones alcohólicas, ¿quién es para emitir tal «fundamento»?

Es más, el que ese ser «moralizante» labore no tendrá la significación de mejorar al mundo propiamente; de hecho, ¿a quién le importaría? ¡A nadie!  

Una película no te conmutará la vida, una novela literaria tampoco, una melodía no te metamorfoseará en absoluto, ¿la religión hará algo al respecto?

El leer filosofía en demasía, ¿mejorará la visión? Revisar más sobre ciencia, ¿hasta dónde sería considerarle verosímil en todo? Acaso, ¿no tendría equívocos?

A estas alturas y en la contemporaneidad, ¿por qué está luchándose? ¿Cuál es el papel de la humanidad? Porque pareciere no tener una definición per se.

Más bien, ¿la abulia ha señoreado en cada uno de los presentes y sea menester autoengañarse de algún modo? Ver por ideales, creer en mitología…

Cuento el cual, entre líneas, albergará reflexiones en relación a la vida misma, papeles en la sociedad, marcas en el pretérito y éstas rijan nuestro ser.

Lector, no olvide compartir sus piensos y cavilaciones; sin más, que goce de cabal salud y reciba un candoroso amplexo. Hasta la próxima, ¡ánimo!


¿Comparte su perspectiva, por favor? ¡Muchas mercedes por su lectura! 



Otros cuentos de autor:


Después: La oquedad en el individuo: aquí

¡Solo!: La tribulación de la solitud: aquí

Suicidas: El Sísifo intrínseco en cada individuo: aquí



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