El cuento del autor galo Guy de Maupassant de nombre Sueños puede leerse aquí; en este portal intitulado Ciudad Seva, prolifera material literario de calidad eximia. Es propiedad del autor puertorriqueño Luis López Nieves.
Para supervivir en este mundo, en efecto habrá que
valerse de una serie de alicientes para lograrle y, sea del agrado colectivo o
no, todos somos pronos a.
Sueños del novelista y cuentista galo Guy de Maupassant, es un cuento el cual aborda la existencia, la saudade de la jornada misma, el júbilo etéreo…
En
cierto momento, y de lograrse la estabilidad económica, habrá que buscarse una
actividad adicional para saciar las vaciedades cuotidianas.
Mirar la
red —plataformas, redes sociales…—, conversar con el vecino sobre la nada o lo
que fuere, tal vez ingresar a un taller de literatura, doblaje…
En
determinado lapso, uno se cuestionará si habrá algo más por hacer en esto
denominado vida, existir… e, infortunadamente, ¿sería algo ilusorio?
Puede
ayudarse al prójimo, cabría la posibilidad de efectuar labores humanitarias
para que otros medren y, a lo mejor, ¿no tendría sentido alguno?
En este
mundo, de forma inconsciente o no, cada uno tomará sus propias decisiones y
descubrirá que puede no haber una meta en concreción.
Una cosa
sería forjarse un propósito propio, ¿con base en qué? ¿En teorías propias y
siempre decir: «Está en uno el diseñar su propio camino»?
¿Será auténtico
y cómo esto se fundamentaría?, ¿por qué algunos recurrirían a potaciones
alcohólicas para tupir una carestía emocional?
Otros,
probarán alguna hierba apta para su consumo doméstico; algunos más, consumirán
azúcar refinado en sus variables presentaciones.
Al
ingerir ciertas sustancias lesivas y que, en un preciso intervalo, su mente les
llevará a locaciones ignotas las cuales representarán una novedad.
¿El ser
humano busca la innovación perenne?, ¿por qué siempre imaginar que debe
persistir la búsqueda de lo insólito y rocambolesco?
La
novedad devendrá en algo conocido, ¿tendría caso persuadirle? A buscarse otra
cosa que hacer, ¿así iterar el ciclo hasta el óbito sin más?
Observar
un relieve natural, ¿en qué sentido? De apreciarse no poco, tarde o temprano,
se verá que es lo mismo o ¿uno como individuo es lo disímil?
Sentarse
a mirar ya sea la calle transitar, tal vez una avenida henchida a determinada
hora… Como fuere ¿habría entretención en ello?
Residir
en un sitio inhóspito y sin muchos pedestres en redor del mismo, ¿cuál sería la
disimilitud entre estar en una metrópolis y allí?
Por el
lado urbano, muchos estarán engolfados en sus pensamientos, focalizados en no
ser asaltados o, simplemente, no arribar tarde a trabajar.
Del lado
rural o aledaño al cerro —dependiendo de cada geografía—, habrá moradas nada
cercanas a la civilización y ¿se sentirán veramente solos?
Sea en
el rubro que fuere, ¿la finitud es la misma? Donde cada uno deberá fraguar su
propia vacuidad emocional, mental, personal… ¿por qué sería eso?
En algo
habrá de ocuparse, es una certidumbre… La interrogante sería el cómo y, a su
vez, ¿cuál sería el verdadero motivo de la existencia?
Historia que, con sinceridad, dejará abismando respecto a cada actividad que emprendemos y, sobre todo, ¿deambulamos en el mundo sin quererlo?
No se lo pierda, caro lector; sin más, no olvide compartir su percepción acerca de la vida misma, qué significación tiene propósito… Un amplexo, ¡éxito!
¿Comparte su perspectiva, por favor? ¡Muchas mercedes por su lectura!
Otros cuentos de autor:
Después: La oquedad en el individuo: aquí
¡Solo!: La tribulación de la solitud: aquí
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