El cuento de la autora naturalizada brasileña Clarice Lispector de nombre Restos del carnaval puede leerse aquí; en este portal intitulado Ciudad Seva, prolifera material literario de calidad eximia. Es propiedad del autor puertorriqueño Luis López Nieves.
¿Cuándo sería maduración, madurez o crecimiento personal?
No todo provecto recala en ello, pero qué tal cuando un párvulo, con premura, ¿pierde
la inocencia?
Restos del carnaval de la escritora y reportera nacida en Ucrania Clarice Lispector, es un texto el cual habla sobre la madurez presente antes de tiempo.
En
cierto período, un pequeño jugará con sus carritos, trompo de madera… Quizás
use una pantalla para mirar dibujos animados, películas…
O bien,
imaginaría salir de la alcantarilla a algún personaje verde de ese dibujo
animado, cuyo maese era una rata cuando le conocieron.
Tal vez
el idear un automóvil el cual se trasladará hacia el futuro donde, un joven al
lado de un doctor, fungirán como guías en el derrotero.
Creer
serse un detective el cual atrapará a un bellaco, todo presente en una fiesta
infantil por la noche, divirtiéndose los implicados al unísono.
En un
momento inusitado, un acontecimiento dimanará un cambio el cual modificará el
sendero de quien le recorre en un tris ¿cómo sería?
Donde
puede identificarse tanto la malignidad como la virulencia de precisos practicantes,
agrediendo a un foráneo sólo por no pertenecer ahí.
Si
alguien habló de esas tortugas, un infante abyecto dirá: «¡Fantasioso!»; aparte,
se befará de quien unívocamente fruye de su edad sin más.
Asimismo, el deleznable aborreciendo a la contraparte, perdió a su progenitora a una edad tierna ¿a quiénes responsabiliza?
A una deidad, al propio colectivo, a sentirse en la ahíta solitud por no tener un progenitor pendiente de su haber o algún familiar preocupado por éste…
¿Cómo hacer inteligirle que no es culpa de nadie más?, sobre todo, que emponzoña a quien sonría en demasía ¿por no tener un motivo símil para ello?
Otro buscará un superhéroe, aquella efigie que le resguarde de cualquiera… No hay hombres encapados o quienes porten un escudo con una estrella en el centro, alguno disfrazado de hombre murciélago y demás.
No existen las guerreras lunares o planetarias, aquéllas dispuestas a resguardar la Tierra y sus respectivos moradores… ¿A qué se debería?
Un día todo puede ser algazara y gaudeamus, donde las preocupaciones son ilusorias y se trata de hablar sobre videojuegos, juegos de mesa…
Alguien estará celebrando su cumpleaños y posterior a mirar una película del género superheroico, se entera el que un ser amasio ha fenecido.
El festejado,
¿cómo le rememorará de ahí en adelante? Los demás deudos, se preocuparán por
saber en dónde será el soterramiento, la misa de réquiem…
Y sería
de lo más inteligible, no obstante ¿qué habría del más pequeño? Exponer el que
no comprende nada, sería algo errátil de aseverar.
Al contrario, capta todo desde el exordio… En dado caso, ¿qué sería de su pastel de cumpleaños, celebración, los aplausos al apagar las velas…?
Mejor expuesto, se percataría el que habría cosas que requieren de su ingente atención y no, no todo será siempre regocijo ¿por qué?
Porque así es la vida, simple y llanamente; nada puede permutársele, se le abrirán los ojos con mansedumbre y ductilidad para sólo acoger lo fáctico.
Cuento el cual, entre la melarchía y realidad, generará cogitación sobre cómo la felicidad es periódica y prácticamente lacónica.
Sea como fuere, afable lector, ¿qué compartiría en lo tocante a? Muchas mercedes por su atención, que goce de cabal salud y hasta la próxima.
¿Comparte su perspectiva, por favor? ¡Muchas mercedes por su lectura!
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