martes, 5 de marzo de 2024

Para quebrar: A la zaga de lo jamás recobrado

 

ha11ok, Pixabay



El cuento puede leerse aquí, el sitio presente es La digo como la oigo el cual se dedica a divulgar reseñas literarias, cuentística... No luce estar más en activo, maguer mientras su material sea de relieve, por algo permanecerá con vitalidad ahíta. No se lo pierda, caro lector. ¡Un amplexo!


No siempre habrá que aguardarse por la ancianidad para las retrospectivas, la mediana edad podría ser un buen exordio para ello y la verdad: cancerará.

Para quebrar del novelista y cuentista estadounidense F. Scott Fitzgerald, es un relato el cual versa sobre cómo los equívocos pretéritos: traerán amargor.

Con cierta normalidad, la educación encenta en la vivienda emanando de la progenie: consuetudes adquiridas allí, ideas sobre determinados tópicos…

En la parvulez, de poseerse una con cierta estabilidad emocional y económica, asistir al centro de enseñanza sería su pura preocupación.

Durante la mancebía, uno considera sentirse en el cénit de la vitalidad, no habrá desvelo que disturbe el sosiego de cada individuo y la fiesta es casi eviterna.

¿Por qué no irse a la urbe vecina para buscar más celebraciones? La noche es jovial, sería bueno observar el crepúsculo el cual casi tornará en albor.

Al titularse en la licenciatura, habrá que buscarse una empresa en donde uno pueda realizarse profesionalmente hablando ¿a qué se aludiría con ello?

Habrá docentes quienes puntualicen el relieve de cursar una maestría, a lo mejor un doctorado o lo que fuere para permanecer vigente en el ámbito laboral.

Los salarios, a persuadirles con los cuales puedan sufragarse los gastos cuotidianos y adquirir un patrimonio como una morada, un terreno, vehículos…

En lo tocante a la colectividad, ¿por qué no ser padre de familia? Alguien deberá preservar el apelativo, ¿no es así? Para mayúscula efectividad, sea varón.

Madre que no pueda engendrar, podrá adoptar… Aun así, ¿estará preparada para ese papel y cuidará a la criatura como es debido?

Tal vez, ¿ella imaginaba otra cosa en su vida? O, por qué no, ¿quizás jamás se había interrogado y cuestionado respecto a lo que quería para sí?

El padre erró en la elección de carrera, algunas veces se percatará con antelación y otras, ya cuando prácticamente se jubiló de donde laboraba.

De inteligirle con premura, escudriñará si sería óptimo el enderezar su sendero antes de que, por innúmeras circunstancias, esmorezca con congojas.

La adultez arribará, de antes creerse en los Reyes Magos y/o Santa Claus, el ratón de los dientes o lo que fuere, ahora uno apreciará la lobreguez del existir.

Hartas cosas por aprender, ¿cómo qué? Puede estudiarse filosofía, ética, poesía, cinematografía, coreografía, dramaturgia, corte y confección…

Todo sea por apacentar el alma, el criterio, espíritu… En determinado momento, uno comprenderá que no habrá ningún manual de supervivencia real.

Mejor expuesto, cada individuo habrá de reconocer y hasta generar sus propias herramientas para salir avante de cada situación que la vida designe.

Perdición, naufragios y fiascos imperarán a la vista ¿hasta la fecha se cree que un lauro consta puramente de preseas, trofeos, medallas…?

Cuando, en rigor, esos objetos son de latón y ni siquiera valdrán algo para empeñarse en un sitio dedicado a; es más, ¿a quiénes importarían?

Diplomas, ¿serán de utilidad como papel higiénico en dado caso? Significación de éxito, ¿peculio en demasía y mujeres presentes para el varón?

Las ulteriores podrían estar en venta, maguer el hombre que crea lo último, para sincerar, sólo pensaría con el falo y nada más ¿causa de pena ajena?

Éstas no le importan al sujeto, paradójicamente ellas tampoco tendrán compasión de la contraparte ¿a dónde se fue todo eso «digno de laudos»?

Para ejemplificar, ¿una enfermedad terminal? Permanecería agonizante y desolado en la cama del nosocomio, ¿por qué? La vida misma lo dictaminó.

Para la dama en general, ¿dedicarse unívocamente a su profesión sería triunfal para sí? En verdad, ¿lo sería? Acaso, ¿no habría algo más por ahí?

Unos más explanan que no hay que arrepentirse de lo cometido, sino de lo no realizado… ¿Sería una aserción o podría ser una manera de autoengaño?

Aun dirigiéndose a la zaga de la vocación, la genuina pasión profesional de elección propia, habrá momentos en donde uno se cuestionará si ha actuado bien…

Algunos vivirán bien pecuniariamente hablando, otros no y uno determinará sus prioridades… Para entonces, ¿no habría reacomodo en el trayecto?

La profesión de «ensueño», de no haber sido lo prefigurado, puede ser abandonada a la postre y entonces ¿qué persuadir sin haber algo más allá de eso?

Relato el cual, con tersura, manifestará cómo en cada momento tomamos una decisión y hasta su debido tiempo, sabremos si escogimos bien o no.

Lector, ¿a contar con su perspectiva por favor? Reciba un candoroso amplexo, jamás sucumba ante la animadversión y salga adelante en todo.


¿Comparte su perspectiva, por favor? ¡Muchas mercedes por su lectura!



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