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Cuento de mi autoría que, con candor, no hay recordación de ser enviado a una convocatoria literaria o no; sea como fuere, de existir una aserción pues no fue acreedor a premio alguno.
Es mejor compartírselo por este medio, bienquisto lector; sin más por aducir, le deseo harto éxito.
MENUDO TOPETAZO
—¡Ah, caray! ¿A poco eres mi apuntador? —dijo el Prof. Gómez sardónico, mientras David movía los ojos con discreción para evitar más amargores.
Continuó su clase diciendo lo mucho que todos aprenderían y, al fijar su mirada en el educando, éste se quedó observándole con extrañeza.